lunes, 29 de junio de 2015

BUSCAR RESPUESTAS

     La tía de Zoé le ha enviado una canción para que la escuche. Con ella tiene una relación especial desde que era pequeña, aunque últimamente ya no hablan tanto. Zoé también se ha distanciado de ella, pero es normal, se está haciendo mayor y tiene otros intereses.
     La madre de Zoé le contó a su tía el bache por el que está pasando. Y esta ha sido su respuesta:


     Zoé intenta entender. La canción se llama "Better than I am". Dice algo así como "Solo quiero ser mejor de lo que soy". 
     La verdad es que ha conseguido mejorar su humor. Y, sin embargo, la respuesta ha generado más preguntas.

LA ACEPTACIÓN

     Ya han pasado unos días desde que Zoé enseñó las notas a sus padres. Lógicamente, la reacción y el posterior ambiente en casa no fueron buenos. Parece que la cosa se va normalizando, pero ella no se siente mejor. 
     Tras la charla de sus padres Zoé se limitó a darles la razón en todo, es cierto que ella tiene la culpa de los malos resultados por no haber estudiado. También es cierto que no está siendo responsable y se ha comprometido a cambiar. Pero, ahora se pregunta: ¿Cómo? Es consciente de que tiene que hacer algo, pero no sabe qué. 
     Sus padres le han ofrecido ir a una academia para que la preparen para los exámenes de septiembre. Por supuesto ha accedido, no cree que quede más remedio, aunque ello signifique quedarse prácticamente sin vacaciones. Ella y el resto de su familia que se va a tener que sacrificar por su culpa, también económicamente. Se siente fatal. Y lo que es peor, no se ve capaz.
     Su tutora, cuando le entregó el boletín de notas, le dijo algo inquietante: "No olvides qué quieres y ve a por ello". No es que haya olvidado nada, es que no se ha planteado lo que quiere. De momento lo que tiene que hacer es aprobar el curso, es obligatorio sacarse la ESO. ¿Es eso lo que ella quiere? ¿Acaso hay otra opción? Todo esto la confunde.
     A Zoé le gustaría se un poco como su mejor amiga. Se podría decir que su amiga es una "empollona", aunque es muy maja. Ella no tiene problemas con los estudios, se saca cada curso con notas espectaculares y sus padres están contentos. Además, consigue sacar tiempo para hacer todo lo que le gusta. De hecho es una de las que más sale del grupo de amigos. Zoé se pregunta cómo lo hace, pero entre ellas hay una especie de pacto para no hablar de los estudios porque les resulta algo incómodo. Es posible que ahora Zoé deba romper el hielo y expresar abiertamente a su amiga sus dudas. La cuestión es que le da mucha vergüenza porque no se siente tan lista.
     Zoé tiene que desliar esa madeja. Para ello, primero tiene que hablar de lo que siente para que las personas que la quieren la puedan ayudar. No importa cuál sea el problema, siempre hay una solución, y lo que hay que hacer es encontrarla. Tampoco importa que uno necesite ayuda para encontrar esa solución o para llevarla a cabo. Por ejemplo, si el problema es que Zoé no se sabe organizar, quizá sus padres o sus profesores le pueden mostrar maneras de hacerlo; si tiene problemas de comprensión, en una academia o su propia amiga, pueden echarle una mano; si se siente desmotivada, debe encontrar razones para seguir adelante con los estudios, o buscar otro camino.

miércoles, 17 de junio de 2015

UNA REFLEXIÓN

     Zoé ha visto hoy este vídeo de Youtube



   

      Tras verlo se ha sentido rara. Por una parte, le ha gustado sentirse llena de posibilidades, como la pastilla de jabón. Por otra, ¿qué clase de escultora tiene que ser para dar forma a esas posibilidades? Se da cuenta de que quizá se está perdiendo cosas con la actitud apática que últimamente la invade.
     Para conseguir hacer esas figuras, los escultores han tenido que pensar qué querían hacer, ponerse manos a la obra, corregir los errores que hayan cometido mientras esculpían sin desanimarse para llegar a terminar el trabajo. Sin duda los profesionales tienen ciertas aptitudes y formación que les facilitan la realización, y, además, les gusta lo que hacen. Pero el esfuerzo y el tesón han sido fundamentales en el resultado final.
     Zoé se pregunta: ¿Estarán ahí las claves que busco para mi propio éxito?

martes, 16 de junio de 2015

EL FINAL DE CURSO

     El final de curso está muy cerca.
     Zoé teme su llegada, ¿qué dirán sus padres cuando vean las notas? Seguro que se enfadan. Ha conseguido aprobar algunas asignaturas, pero ha suspendido bastantes y en eso se van a fijar. Sabe que no se ha esforzado todo lo que debía, que ha estado pendiente de otras cosas, ya se lo advirtieron. Sabe que la van a castigar, ya sabe la bronca que le van a echar, se la podrían ahorrar, ya se siente bastante culpable. E impotente porque ahora ya no puede hacer nada. ¿Para qué se va a presentar a las recuperaciones si, como mucho, aprobará una o dos más? Y eso no va a cambiar nada.
     Prefiere seguir coleccionando imágenes, escuchando música, viendo pelis, wasapeando con sus amigas o leyendo los libros que le gustan (nada que ver con los rollos que le mandan en el instituto). 
     Lo peor es que se va a quedar sin verano. Tendrá que estudiar y ella tenía otros planes.
     Lo mejor es que puede hacer cosas de ahora en adelante. A partir de ahora mismo.
     En realidad, si empieza ahora tiene que replantearse que el curso no ha acabado y que merece la pena el último esfuerzo. A lo mejor algún compañero la puede ayudar. 
     Después, podrá explicarles a sus padres lo que va a pasar. Será sincera y les dirá las notas que va a traer y cómo se siente por haber sacado esas calificaciones. La verdad es que se siente fracasada y sabe que no ha llevado bien el curso. Les va a comentar sus dificultades para organizarse y ser constante. Pero también se va a mostrar decidida a cambiar. Para demostrarlo, la han visto trabajar estos últimos días, no sabe si va a servir para mucho, pero lo ha intentado. Asumirá las consecuencias. 
     Resulta que esto era sobre el final de curso y parece el inicio de algo.

EL COMIENZO

     Hace mucho tiempo, o quizá no tanto, pero a ella le parece mucho tiempo, Zoé leyó en un libro de cuentos de Gianni Rodari que le habían regalado uno que se titulaba "¿Quién quiere comprar la ciudad de Estocolmo" y terminaba:
"Porque el mundo es de todos los niños que llegan a él, que para tenerlo no hay que pagar ni un céntimo; sólo hay que arremangarse, alargar las manos y tomarlo"
     Así se sintió ella hasta ahora. Ahora parece que todo está cambiando.
     Zoé es todo vida pero últimamente se siente confusa. Sabe lo que tiene que hacer, pero no lo hace, o no sabe cómo hacerlo. Quizá sus metas no se corresponden con lo que debe hacer. Quizá no se ha planteado sus metas. Quizá cree que no tiene capacidad o posibilidades de conseguir lo que quiere o que, al final, da igual lo que haga porque el resultado no será el que ella espera. 
     Zoé está teniendo problemas con los estudios, con sus padres e, incluso, la relación con sus amigos ya no es la que era. Parece que sus pies caminan sobre una superficie insegura, inconsistente e incómoda.
     Algo bueno: Zoé se está dando cuenta de que algo pasa. Todavía no sabe poner un nombre a lo que está sintiendo, pero las soluciones están en ella. Solo tiene que recordar la frase del cuento, arremangarse, alargar las manos y tomar el mundo.